junio 03, 2010

Hombres Trabajando


Es inevitable que en cualquier trabajo se de entre el personal, lo que yo denomino “Comisaría”. Es verdad que dependiendo del tipo de trabajo habrá mejor o peor comisaría y será más o menos evidente, pero como para empezar a desarrollar el concepto, quisiera añadir que esto sucede en lugares de trabajo tales como: Easy, McDonalds, Starbucks y sobretodo en cualquier consultorio médico. Entre secretarias y dentistas, cardiólogos, cirujanos –cualquier especialidad entra en juego- el grado de Comisaría es tal, que pasa a ser una ComisEría (como quien dice fErmacia). Un consultorio médico es EL Departamento Nacional de la Policía , es la escuela a la que todo Oficial de la Bonaerense que se precie como tal hubiera querido asistir!

Cada vez que una recepcionista o secretaria en un consultorio médico le dice a su jefe “Doctooor” alargando la segunda O = comisaría.

Cada vez que una cajera de hipermercado llama al supervisor para hacer una devolución, esperando las palabras mágicas (por ejemplo:“A tus órdenes, Gonzalez”) y se queda a su lado paradita, quietita, mirándolo con admiración mientras su superior ingresa el código ultra secreto para abrir la caja como si hubiera descubierto la cura contra el cáncer = comisaría.

Siempre que el humor estilo Café Fashion invada una oficina, cada vez que el doble sentido y el burdo salgan a la superficie en el ámbito laboral = co-mi-sa-rí-a.

Esto no es exclusivo de cadenas de comida rápida, supermercados ni consultorios que atienden prepagas. Hay comisaría en la administración pública, en las editoriales, en multinacionales, canales de televisión y entidades bancarias. Generalmente todo se desata en las fiestas de fin de año donde el alcohol barato circula y las cuales, curiosamente, no admiten a las parejas de los empleados. Coincidencia o reglas implícitas de “la seccional”? Para esta época del año está tan instalada la comisaría que es de dominio público: Whatever happens in Vegas stays in Vegas…aunque también están los que suben videos a Youtube y ahí sí que no hay anonimato.

Conozco quienes no necesitan la excusa de la fiesta empresarial, y organizan after office caseros, salidas supuestamente espontáneas y tours grupales a pubs irlandeses del microcentro donde en cualquier momento ponen lockers para que los casados depositen sus alianzas al ingresar.

Como sea, a más de uno seguro se le va la mano arengando un trencito de la alegría de carnaval carioca a capella para “llevarse algo” y no falta el que se aprovecha de la ebriedad de otro –TODOS caímos en esa alguna vez. Sí: en ambos roles- pero pongo especial atención en quien tiene la entereza de, en determinadas circunstancias, meter a ese “regalado” compañero de trabajo en un taxi cerrando la puerta para dar indicaciones al chofer a través de la ventanilla por la que cuelga el Romeo en cuestión –bueno…Julietas generalmente -.

Porque, curiosamente, lo que más paga de la Comisaría Laboral es que la histeria no llegue nunca a ningún lado resultando una acumulación infinita de energía que no encuentra lugar donde ser liberada. Esto es lo que hace que una comisaría exista y permanezca en el tiempo. La no concreción es lo que la mantiene viva, pero la mayoría de los seres humanos no lo entiende así.

El problema surge cuando –no te lo dice nadie, pero…- vamos más allá, y empezamos a fantasear con que un día la comisaría cambiará los calabozos por estatuas de santos, el escudo federal por un altar, que los escritorios serán bancos para los invitados y la garita de vigilancia el atrio desde donde saludan los novios. O, para ser menos románticos, en una habitación con cama de agua, tv con free porn, techos espejados y un remise esperando a la salida.

ERROR! Dale Undo! Undo! Control Zeta de la mente!

El subsidio Nacional de La Comisaría es la fantasía, la especulación de lo que podría ser si fuera pero no es. La comisaría es lo que hace que nuestros trabajos sean menos odiosos y rutinarios, que nos levanten la autoestima que cada tanto dejamos caer y en el peor de los casos hace que nos den ganas de ir trabajar al menos para tener una aventura mental con el asistente del director financiero, con el de recursos humanos o con el gerente de marketing, pero sólo eso. Es un training constante, un Workshop de seducción, un volver a la secundaria, un desafío hormonal si se quiere, pero la comisaría de ninguna manera puede ser concebida como un club de solos y solas! Asique ya sabés Musella, si estás leyendo esto: vos y yo…NEVER GONNA HAPPEN!