diciembre 31, 2008

Welcome to the Jungle

Llegó el verano y a pesar de mi esfuerzo no consigo llevar con dignidad un traje de baño.
Llego al gimnasio amenazando al entrenador con hacerle una denuncia por malapraxis. Le digo que no es para reirse, que es para llorar y que se cuide, porque como no me haga bajar tres años ininterrumpidos de BigMac se va a lamentar.
Estoy furiosa, el ipod se queda sin batería y la sintonía del televisor más cercano está clavada en TyC sports.
Buscando una distracción empiezo a observar a la gente. Me olvido de la cinta, de los 37 minutos que faltan y del traje de baño que no me entra.
Tengo una visión completa del “salón” que hoy es como una gran pasarella , una verdadera Red Carpet...la versión triste del desfile de comparsas del carnaval de Rio de Janeiro.
VESTUARIO DE HOMBRES
Están los que siguen usando soquetes altos [a mitad de camino entre la rodilla y el tobillo]. tienen arriba de 50, son educados, entrecanos, fueron operados de la rodilla al menos una vez y padecen alguna de las siguientes patologías: Tendinitis, Luxación, Fatiga Muscular
El abanico se abre y nos encontramos con los fanáticos del deporte y su indumentaria de maratón. El estado físico del individuo varía proporcionalmente de acuerdo al año estampado en la remera que usa. Quien lleva la de los 10k Nike 2004 se dejó estar y/o la compró en un Outlet. Quien viste la del Circuito YPF Cross 2008 y calzas tipo ciclista es, además de obse, ridículo. Generalmente se depila las piernas y transpira Evian
El falso patova es, en realidad, gordo. En “la musculación” encontró la manera de barrer y esconder la mugre abajo de la alfombra. Viene en tres versiones: pelado, corte militar y con cabello finito, grasoso y largo atado en una colita. Usa musculosas de sisa amplia, bermudas confeccionadas con un jogging viejo y se pasea por “el salón” hablando por celular. Cuando levanta mucho peso emite un sonido extraño: “Aúuuaaajjjj” que termina al estrellar la barra contra el piso.
El deportista wanna be lleva camisetas de fútbol de clubes europeos o , trata de recrear el look Nalbandian adquiriendo chombas blancas en la sección textil de Carrefour. Tiene el último modelo de Ipod y las zapatillas siempre limpias.
El mugriento, cuando no va de ojotas, calza zapatillas Toper de lona blancas con medias azul marino. Usa shorts modelo 1982 o jogging y remera blanca manga corta auroleada.. Lleva tres accesorios: el celular enganchado al elástico del pantalón, la riñonera (deberían prohibir su uso o al menos penalizarlo) y una toalla sobre los hombros. (dicen TUAYA ).
VESTUARIO DE DAMAS
Amas de casa desesperadas.
El grupo que copa la franja horaria que va desde las 2 hasta las 6 de la tarde, usa calzas combinadas, zapatillas “botitas” Reebok (rojas como las que me trajo Tia Norma de Miami en el 91) y remeras largas con diseños de coloridos papagayos o inscripciones: BAHAMAS, CANCUN. Son “fanas” de las clases de Step y Aerosalsa, dicen “estupendo!”, juntan plata para comprar el regalo de cumpleaños de “la profe” y rellenan las botellitas de 500cm3 con agua de la canilla.
SuperM
Busca que “la descubra” Pancho Dotto. Siempre impecable, tiene los mejores outfits y combina los breteles del corpiño con las medias. Hace spinning, no transpira, escucha música (electrónica) del celular, toma únicamente “bebidas para deportistas” y por más que esté en un interior usa cap. ( Para quéee? Están adentro del gimnasio!)
Rebelde Way
Las teenagers usan babuchas de modal y remeras de rock caretas con letras fluo de bandas que nunca escucharon compradas en zona norte. Usan hebillas con forma de estrella o calavera, van siempre de a dos (mínimo) tienen cara de orto a toda hora y se resisten a usar corpiño. Se llaman por sus apodos que nunca tienen más de una sílaba: Bel, Lú, Moi, Fla, Den…
Nip Tuck
El síndrome Lee Von Kennedy: calzas floreadas, abuso de animal print , bolsos gigantes y anteojos de carey con detalles en dorado. Hacen Pilates Mat (la version pobre de Pilates) Al terminar la clase, vuelven a ponerse los lentes y van en grupo a tomar “un cafecito” al bar. (Dicen buffet)
Los socios no lo saben, pero hoy desfilaron para mí. Yo, desde el palco, les tiro tomates imaginarios, los abucheo en silencio y me río como Patán.

***Este texto fue publicado en la edición de Diciembre de la revista El Planeta Urbano***

diciembre 08, 2008

Mujer Soltera Busca

Ultimamente me pregunto quién habrá sido la débil mental que levantó la bandera de la mujer mega independiente, por qué compré su discurso y quién me mandó a trabajar a los 17 años. Esta vez no puedo culpar a mi madre.
Mientras google siga sin arrojar resultados y la responsable no aparezca, seguiré maldiciendo su anonimato tildándola de cobarde. Sospecho que me agarró desprevenida, en un momento complicado, viviendo sin apuro a toda velocidad, terminando el secundario o promediando el CBC. En plena y adolescente inmortalidad, cuando no me importaba nada y los treinta estaban lejos, cuando no necesitaba cremas antiarrugas y podía ‘seguir de largo’ todo un fin de semana.
La autosuficiencia en la mujer está sobrevaluada gracias a un grupo de feministas resentidas que rechazaron la oferta del ex marido de tener un programa de cable propio, y que para cuando se arrepintieron ya les habían cortado las tarjetas de crédito.
Está comprobado que la mujer que no sabe cambiar un neumático gana más que la que sabe. Que la que acepta que le carguen las bolsas del supermercado -aunque no pesen tanto-, gana más que la que se las cuelga del antebrazo, empuja con el omóplato la puerta y la sostiene con el tobillo para que pase una vecina.
Estoy considerando dejar de cargar sola el bidón del sparkling en la oficina , no llevar más la victorinox en la cartera, abandonar el curso de mecánica y empezar a tomar daiquiris de frutilla.
Porque pareciera que después de los 30 dejás de ser la mujer exitosa, independiente, y emprendedora para convertirte en la víctima preferida de sesentones de semáforo tapizados en cuero beige, de un agente de viajes que quiere encajarte a toda costa un crucero o un paquete en el Club Med y de la mirada lastimosa que te arrojan tus ex-compañeros de colegio (maldito Facebook), cuando respondés la primer pregunta del reencuentro:
-Y vos? Te casaste?
Qué les digo? “No, mi libertad ante todo” como si fuera parte del estribillo de una canción del Paz Martínez? Reacciono para el orto? “A mi no me mantiene nadie!”. Enumero –y exagero- logros y actividades sembrando envidia? Soy independiente, vivo en un tres ambientes -pisos de parquet, baño completo, todo luz- tengo mi auto, una laptop y un i-phone touch screen, personal trainer, masajista y un blog. Duermo en diagonal con la tele prendida, los Domingos me despierto a cualquier hora, y si quiero no me saco el jogging en todo el día. Nunca me pierdo un show del Pity Alvarez, a menos que él lo decida. Claro que pido ayuda, no puedo sola! Rosita viene los Lunes, deja el freezer con comida para una semana y la casa impecable.
Soy consciente de que esta respuesta equivale a encerrar al interlocutor en una habitación, poner en repeat mode un disco de Radiohead y darle un 38 cargado.

-No, no me casé.

Contesto delicadamente y me prepararo para ver fotos 4x4 debajo del plástico transparente de una billetera o de un espantoso llavero de acrílico, mientras le hago una seña al mozo para que me traiga otro whisky. Doble.
Se me afloja la lengua y les digo que “...ser soltera no es un problema...” que el verdadero problema es que los demás sientan vergüenza ajena ante tu estado civil, es esa mirada de pena que no pueden disimular cuando llegás sola a una boda, es saber que planean presentarte al pibe resaca, a ese que nadie eligió antes, a ese que,curiosamente, piensa lo mismo de vos sin conocerte.
El problema es la libre asociación (soltera=desesperada), es Febrero (el mes de los enamorados), la primavera (la estación del amor), cualquier promo 2x1 y, en hotelería, que lo mejor venga en ‘base doble”.
Ellas me miran horrorizadas, como si vieran a la protagonista de una película ochentosa en su departamento con vista al Hudson atestado de horribles muebles laqueados con detalles en dorado.
Ellos se ofrecen a llevarme a casa porque “con lo que tomaste no vas manejar”. Les doy la razón, pero para reafirmar que no entiendo nada de nada, me llamo un radiotaxi.
Al abrir la puerta de casa, reproduzco una línea de Batman Returns de Tim Burton cuando Gatúbela –encarnada por Michelle Pfeiffer- entrando a su departamento exclama: “Honey! Im home! ... Oh, I forgot. I’m not married”


***Este texto fue publicado en la edición de Noviembre de la revista El Planeta Urbano***