septiembre 18, 2008

Mal gusto

Está demostrado que objetos de mal gusto como “el estuche portacelular” y “la riñonera” no han tenido éxito, pero cierta gente obstinada insiste (naturalmente). Me pregunto qué los llevará a atarse un mini bolso amorfo de mal diseño con cierres y costuras enormes a la cintura como si se tratara de un accesorio de moda.
Personalmente, me daña las corneas ver un celular prendido a un cinturón, al elástico de la pollera, del pantalón o como vi ayer en el gimnasio: de la calza. (Realmente me siento drácula frente a un crucifijo o un racimo de ajos.) Pero en ese ámbito todo fue peor. Porque no es sólo el teléfono celular móvil colgante: es la locación, y la actitud y conducta del protagonista. Nada más parecido a un pollo a toda hormona sobre una bandeja de telgopor envuelto en papel film desfilando por la cinta transportadora de la caja del supermercado. Todo blanco, gordo, transpirado...desagradable.
Trato de imaginar cuáles son las decisiones que no pueden esperar, que lo habilitan y obligan a interrumpir su actividad física: ¿Cenar matambre a la pizza o sorrentinos cuatro quesos? ¿Ir al Il gran Caruso o Fechoría? ¿Isla Flotante o Torta Rogel de postre?
Mientras yo tengo que esperar para correr él mira vidrieras de rotiserías virtuales al ritmo de un vals para tortugas longevas caminando pesado sobre la cinta, respirando fuerte, entrecortado, aullando, exagerando el tono de voz al hablar:

“Estoy entrenando. Ahora te llamo al “movicóN” cuando termino”.


Indignada, y con un exceso de estrógenos importante, pulsé el botón STOP de la cinta y lo encaré:

“Disculpame...un par de cosas: Primero: ¿Por qué gritás?!!!
Segundo: no estás entrenando cementerio de Danette! Estás caminando a menos de 5 kilómetros por hora!
Además: ¿Ahora te llamo? Hablá bien: ahora estás caminando, vas a llamar (después) cuando termines de hacer lo que estás haciendo (ahora); y por último: NO es MovicóN, sino Movicom que, para tu información es una empresa que desapareció hace -por lo menos- 3 años dinosaurio de mierda!
Ahora bajate de ahí y dejame correr que a diferencia de tu caso, yo sí entreno.”


En realidad no le paré la cinta ni le dije nada.
Pero lo pensé.




1 comentario:

Langos dijo...

Ja ja ja! En mi gimnasio, no sólo tenemos las viejas q se cuelgan el celular de la calza (y luego se ponen a hablar mientras hacen abdominales o posición de banco!); también tenemos un aparatazo q habla a los gritos -y sin aire- x un nextel mientras está a full en la bici/cinta/escalador y todos nos tenemos q enterar de sus cuestiones "impostergables".
Les odio yo tbn, la verdad y tbn deliro con darles su merecido ajusticiamiento mientras procuro aturdirme con el volumen de mi mp3 para q no perturben mi entrenamiento.